miércoles, 16 de septiembre de 2009

PRINCIPIOS Y FINALES, de Joan Margarit


Foto de Nuria Mezquita

Un tiempo fui una chica con futuro.
Podía leer a Horacio y a Virgilio en latín
y recitar a Keats completo de memoria.
Al entrar en sus cuevas, los adultos
me capturaron: comencé a parir
hijos de un hombre estúpido y creído.
Ahora cuando puedo lleno el vaso
y lloro al recordar algún verso de Keats.
Una no sabe, cuando es joven,
que no hay lugar alguno
donde poder quedarse para siempre.
Y le parece extraño si no llega
aquel o aquella en quien hallar descanso.
Una ignora, de joven, que los principios
no se parecen nunca a los finales.

6 comentarios:

Antonio García Villarán dijo...

Muy bueno. ¿A quién me recuerda esta chica del poema?...

Anónimo dijo...

A cualquiera. Hay tantas historias anónimas

Dalton

Anónimo dijo...

a mi.

Laisa dijo...

Nunca en tan pocas palabras vi verdades tan grandes y tan tristes. Lo peor es que esa chica quiere salir de vez en cuando pero no la dejan y poco a poco va desapareciendo tras los hijos, el marido, el trabajo y su tristeza infinita. Besos

Anónimo dijo...

m encanta este poema, supongo q habra muchas anonimas pero yo soy un poco mucho d esa historia

ana

Anónimo dijo...

que duro, que bonito dicho