Foto de Nuria MezquitaAUSENCIA
Cuando regreses, no habrá cambiado nada,
sólo la ciudad,
pero yo no. Ya las casas están dormidas,
las luces apagadas,
las calles caminan abandonadas,
las vías descansan muertas
y el cielo tornó a oscuro.
Es el fin de otro día,
el pellizco prolongado de esta espera
que nunca acaba
como una larga despedida,
como una ausencia a medias,
dilatada,
como un puñetazo en mi esperanza
el
tic tac que punza una y otra vez mi cabeza,
como un corte en el oxígeno de mi alma
cada vez que pregunto,
cada vez que de nuevo escucho
Hoy tampoco hay carta.
1 comentario:
Un llamado epistolar...
Pronto no quedarán carteros con su música de vespa amarilla.
¿se llegarán a acabar las cartas?
Siempre nos quedarán las palomas mensajeras y las vespas amarillas, hijas bastardas del submarino.
Me ha gustado tu ausencia epistolar.
Saludos.
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